Saltear al contenido principal
Exploración De La Flexión De Cadera Para Evaluar La Capacidad Motora De La Cadera A Su Paso Por Los 0grados.

Un centímetro de variación en dirección vertical (altura del sillín) o anterior/posterior (retroceso del sillín) de la pelvis respecto del centro de gravedad de la bicicleta, supone una incuestionable alteración biomecánica del sistema. Un centímetro de costado de la pelvis supone, además de una obvia alteración biomecánica del sistema, la perversión de los planos de movimiento fisiológicos de la cadena cadera-rodilla-pie, pervirtiendo así la emisión de fuerza al pedalear. La pelvis, pulmón emisor de fuerza, debe de quedar simétricamente reposada sobre el sillín, encima de los pies, para que se expongan las rotaciones internas y externas de fémur y tibia propias del movimiento fisiológico de cada ciclista.

Entumecimientos en pies, dedos de los pies en garra, sobreesfuerzo para direccionar la carga a los pedales (inestabilidad al apretar hacia abajo), dolores/lesiones de rodillas (cintilla iliotibial, condromalacias, tendinitis en pata de ganso), alteración del tráquing de rodillas, “ver” una rodilla más cerca del cuadro que la otra, tener más fuerza con una pierna,  necesitar sobreextender un pie para llegar a la parte más baja del recorrido que marcan las bielas, llegar más fácil con una pierna respecto de la otra o dificultad para controlar el pedaleo de manera simétrica, mucho movimiento en caderas, llagas/irritaciones en un costado del perineo, entumecimientos en perineo, mucha presión en un solo isquión, dolores en la articulación sacro-ilíaca, sobrecargas en un costado lumbar, ciática, sobrecargas lumbares,  cervicales o en trapecios, apoyarse más sobre un brazo, bloquear un hombro o codo para sentirse estable, entumecimientos en manos, imposibilidad para llegar con las misma facilidad con las dos manos a las manetas, dificultad para girar más en alguna dirección, dificultad para poder ir recto o sin manos, ver un solo lado del cuadro, alturas de sillín distintas entre una pierna u otra, desgaste de sillín o calas asimétrico, desgaste asimétrico del culotte, etc etc hasta el infinito. Ninguno de estos síntomas debería de justificarse como “normal”; todos pueden ser síntomas derivados de una desalineación/disfunción pélvica, y son claras señales de una mala interacción con la bicicleta.

 Una pelvis “desalineada” condiciona la emisión y dirección de la fuerza, y nos exige siempre una compensación propioceptiva asimétrica, dado que la bicicleta siempre es simétrica. Cabe resaltar que desde un punto de vista funcional, tendemos a ser bastante asimétricos. La interacción dinámica con la bicicleta, siempre simétrica, representa un “challenge” constante de control para el sistema central propioceptivo, reclamará una compensación constante de las cadenas cinéticas, así como un sobreesfuerzo compensatorio para pies, tobillos, rodillas, lumbares, hombros y manos.

Reeducación del patrón; origen de la solución.

 Conscientes de la dificultad que entraña nuestro propósito, el objetivo del biomecánico ciclista será compensar acertadamente las desalineaciones dinámicas provocadas por la perversión de los planos de movimientos causados por la inestabilidad que resulta de la interacción dinámica de un medio simétrico (bicicleta) y otro asimétrico (ciclista), con el propósito de conseguir una dinámica lo más estable y fisiológica posible. En este proceso, será indispensable la colaboración del ciclista; la alineación y dinámica global estará estrechamente condicionada por su técnica de pedaleo. El primer protagonista será el propio ciclista…

Un gesto concéntrico en el pedaleo contribuye de manera asombrosa a alinear la pelvis. En parte, las alteraciones dinámicas residuales (y globales del ciclista) que se definen por asimetrías funcionales pélvicas sobre la bicicleta, tienen su origen en el patrón de movimiento al pedalear del ciclista. Arrastrar el pedal hacia atrás no es un gesto concéntrico, tirar del pedal hacia arriba tampoco, y empujarlo hacia adelante tampoco.