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Estas navidades recibimos, alagados, la visita de Marcel Zamora en Cyclist Lab. No caben, sobran, las presentaciones; la historia del deporte de nuestro país y del propio Triatlón dejará un importante espacio  en las enciclopedias para un quíntuple ganador del IM Niza, triplete en Embrunman o victoria en el Challenge Maresme entre otros muchos éxitos…

Nuestra asimetría anatómico-funcional, compromete la Biomecánica al pedalear a causa de la inestabilidad que experimentamos en los puntos de apoyo entre ciclista y bicicleta (completamente simétrica). En dinámica, el binomio resulta altamente ineficiente puesto que la inestabilidad altera la dirección de los vectores de fuerza que empujan la bicicleta hacia adelante, y pervierte por lo tanto la Biomecánica.

Los deportistas de élite (y más en la larga distancia) deben optimizar y rentabilizar al máximo todas sus capacidades. En este sentido, en Biomecánica Ciclista nos movemos bajo una premisa inquebrantable; conseguiremos el rendimiento máximo si respetamos la capacidad funcional del deportista. Es decir, para optimizar el rendimiento de Marcel, deberá de ser 100% funcional pedaleando y estable en sus apoyos para disfrutar de una Biomecánica confortable y segura.

A priori, podríamos pensar que un deportista de primer nivel apenas tenga necesidades que atender. A pesar de que las gestas y resultados deportivos puedan llevar a tal confusión, la Biomecánica Ciclista nos ofrece algunas soluciones para rentabilizar el estratosférico esfuerzo que supone entrenar a diario y competir al máximo nivel, sin olvidar el desgaste que supone convivir, además, bajo el foco de la victoria.

El trato cercano, el intercambio de opiniones, sensaciones, escuchar y hablar, será en estos casos (y en otros tantos…) de vital importancia. Las mejoras biomecánicas se presentarán poco a poco, y necesitaremos de un continuo feed-back de un deportista profesional muy acostumbrado a una dinámica que deberemos de obligatoriamente cuestionar para encontrar las mejorar biomecánicas que buscamos.

Al grano;

Marcel Zamora presentaba un cuadro un tanto inquietante; con un rendimiento extraordinario sobre la flaca, las sensaciones sobre la cabra eran irreproducibles.

¿Por qué?!!!

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Posición de “llegada” de Marcel Zamora a Cyclist Lab; la flexión del tronco en relación a las capacidades motoras de su cadera comprobadas sobre camilla y un reglaje de la bici que compromete la asociación idónea de palancas de fémur y pies, son los responsables de la falta de buenas sensaciones manifestada. A su vez, el mismo reglaje le obliga a “hundir” la pelvis provocando una curva en la espalda forzando la zona lumbar. Una propuesta que supone una lucha constante contra “su” funcionalidad.

El factor limitante de la funcionalidad/capacidad motora de un ciclista lo encontramos en el ángulo tronco-cadera. A mayor flexión del tronco, menor capacidad motora de cadera. Debemos pues de anteponer la capacidad funcional del ciclista en cadera para que ejerza la palanca en la dirección adecuada en el momento justo de la circunferencia que dibujan las bielas, y en segundo lugar, priorizar la aerodinámica.

IMG_8404Todos definimos un rango funcional en cadera y de poco sirve pretender aumentar la aerodinámica, si por ello la capacidad motora del ciclista se ve resentida y se reduce. ¿ Y entonces?.

De ahí nacen los primeros síntomas de ineficiencia; movimientos residuales/ laterales de pelvis, hombros, desalineaciones en el tráquing de rodillas y sobreesfuerzos en la estabilización de la pelvis. Dicho de otra manera;  de los X watios realizados, desperdiciamos un valiosísimo porcentaje para luchar contra la afuncionalidad/ inestabilidad, y además, lo hacemos incómodos.

(Más info;https://cyclistlab.com/blog/index.php/flexibilidad-y-rango-de-movimiento-articular/);IMG_8336

Los movimientos residuales laterales en cadera alteran la dirección de los vectores de fuerza que empujan la bicicleta hacia adelante.

La ciencia Biomecánica Ciclista avanza a gran velocidad, y cada vez está más extendido entre los deportistas de élite (y amateurs) especialistas de la larga distancia valorar la relación funcionalidad anatómica/aerodinámica, para llegar a una solución personalizada y única para cada caso.IMG_8458

 Pie-pedal; apoyo crítico

El único punto de contacto entre ciclista y bicicleta que está en movimiento son los pies. El pie, en su función específica al pedalear, actúa como una palanca. Por lo tanto, cuanto mayor sea la superficie de contacto en la planta de los pies, mejor actuará dicha palanca. El tráquing de las rodillas obedecerá, en parte, a la calidad del contacto de la superficie plantar. Obviamente, cuanto más lineal sea el vector de fuerza que dibuje la línea centro zapatilla-protuberancia tibial y cresta ilíaca (siempre que sea fisiológico para el ciclista) más eficiente será la transmisión. (Más info; https://cyclistlab.com/blog/index.php/rodillas-victimas-de-ciclistas-inestables-o-ineficientes/)IMG_8339

 

Frente a la inestabilidad del interface pie-pedal, Marcel tiene la necesidad de “cerrar” sus rodillas para sentirse estable, “fuerte”. En ése gesto, el pié pierde superficie de contacto y capacidad de hacer palanca. Obviamente, el vector de fuerza alterará su dirección, y ya no será lineal. Mayor recorrido en curva del vector, menor rendimiento. El varo/valgo de antepié, la altura del arco plantar, el comportamiento de la articulación subastragalina y la posición de la cala tendrán una influencia capital en el tráquing de rodillas.IMG_8416

 

Proceso de estabilización plantar de Marcel Zamora para pedalear de manera óptima.

Decidimos aumentar considerablemente la superficie de contacto plantar con la utilización de material biomecánico específico (más info; https://cyclistlab.com/blog/index.php/en-que-se-diferencian-las-plantillas-especificas-para-ciclismo/), en busca de menores presiones localizadas, mayor confort y mejor transmisión de fuerza a los pedales alineando a su vez el tráquing de rodillas. Una primera propuesta en el reglaje de las medidas fijas de la bicicleta pretende asociar las palancas de fémur y pies de modo más fluido, evitando “hundir” la pelvis y así proteger la zona lumbar. Esto acaba de empezar…

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Al parecer, las primeras sensaciones, aunque extrañas, parecen buenas y confortables. Hemos iniciado juntos un proceso hacia una  Biomecánica mucho más fisiológica con una dinámica más alineada y sana, en busca de la ansiada optimización del rendimiento. Seguiremos muy de cerca la evolución, y próximamente, redactaremos un post con el resultado final!

 

 

 

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